Todo se ha dado de forma tan natural que casi parece destino. Una tarde salimos a hacer snorkel frente a un hotel donde sonaba una música increíble. Después de explorar los corales, nos quedamos a tomar un cóctel mientras el sol se ponía, acompañados de los beats de una DJ en el bar frente al mar. Al finalizar su set, la DJ, con una sonrisa, nos regaló una botella de vino como despedida.

De ahí nos fuimos a otro lugar y pedimos un espresso martini. La música en vivo nos atrapó y conocimos al músico, un argentino con mucho talento llamado Lisandro Cabrera. Conectamos al instante, y la noche nos llevó hasta el Blue Marlin, donde me encontré con Lucas Miño, otro argentino que había conocido antes en Costa Rica. Sin pensarlo mucho, me invitaron a una jam session, justo el día que tenía planeado regresar a Costa Rica. Decidí cambiar los planes y quedarme.

Después de esa increíble jam, Lisandro me invitó a tocar en el Hotel Brisas del Mar, así que extendí mi estadía unas semanas más.